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La mentira del talento

La noción de que el talento es el factor determinante del éxito es una de las más grandes mentiras que nos han contado. Es cierto que algunas personas nacen con habilidades naturales, por ejemplo, para jugar al fútbol o al tenis, para escribir historias, para tocar la guitarra, para memorizar información, pero atribuir todo el mérito de su éxito a ese «talento con el que se nació» es ignorar que el éxito en realidad depende del trabajo duro y de la constancia. Porque seamos honestos, la etiqueta de talentoso se gana por lo general después de haber obtenido resultados, no antes. Nadie decía que Robert Greene era un escritor talentoso antes de que publicara las 48 leyes del poder, o JK Rowling antes de escribir Harry Potter. Nadie decía que George Clooney era un actor de talento antes de la serie ER, como nadie decía que Elon Musk era un empresario de talento antes de crear Pay Pal.

 

El talento puede facilitar la partida, pero es el esfuerzo sostenido durante años el que determina si lo conseguimos o no. Por eso muchos «talentosos» (y todos conocimos de niño a alguno) nunca llegan a nada si descuidan la práctica constante, las horas y horas dedicados a una tarea, si dejan de esforzarse y aprender.

 

La persistencia, la disciplina, la voluntad, la determinación son los elementos que distinguen a los verdaderos triunfadores de los demás. Nunca el talento. O nunca si no viene acompañado de estos otros elementos. Por eso, si tu vocación es ser músico, escritor, tenista, empresario, y alguien te apunta y te dice que no tienes talento, no le hagas caso, ni pierdas tu valioso tiempo intentando convencerlo de que está equivocado, o peor, quejándote y sintiéndote mal contigo mismo. No. Simplemente trabaja y trabaja. Es el único camino. No hay otro.



Hombre tocando guitarra, buscando ser talentoso
Simplemente trabaja y trabaja. Es el único camino. No hay otro.

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