Suvita nació de una guerra

Antes de materializar Suvita tuvimos que pelear una guerra que duró años y que hoy, ganada la batalla, no podemos descartar que no volverá a ocurrir, aunque hayamos tomado todo tipo de precauciones para que no ocurra. Imagino que estarás preguntándote en que consistió esta guerra a la que me refiero, y te diré que es una que todos hemos experimentado a lo largo de nuestra vida, que no ocurre una, sino cientos de veces (quizá miles), en distintos períodos y situaciones, que jamás discrimina y en la que a todos nos tocará participar. Una guerra descarnada que lamentablemente no todos ganan, que deja heridas que pueden tardar años en cicatrizar, y que se presenta la mayoría de las veces de forma inesperada, en un campo de batalla llamado mente. ¿Te suena familiar? Donde las armas que usa el ejército enemigo, y tú mismo, son las palabras.

«No puedes»; «No lo lograrás»; «Es imposible»; «Para qué»; «No tienes lo que se necesita»; fueron algunas de las palabras que utilizó el enemigo para derrotarnos y que desecháramos este proyecto que es Suvita, que nos hicieron dudar, retroceder, cuestionarnos, pero que felizmente conseguimos darle la vuelta y vencer. Y por ello estamos muy orgullosos y contentos de finalmente estar aquí.

Si algo tenemos claro es que Suvita será una aventura para nosotros los fundadores, para nuestros colaboradores, y también para ti y el resto de nuestros clientes. Que el camino no será sencillo, que nos equivocaremos, que tendremos que mejorar muchas cosas, repensar otras, pero también que nos deparará muchas alegrías, victorias y satisfacciones, como será, y esa es nuestra mayor meta, que dentro de unos meses o años alguien nos diga que gracias a Suvita cambió su vida, que gracias a Suvita y a los valores que transmite, cumplió sus metas, sus sueños, y se convirtió en la persona que quería ser. Porque como reza nuestro lema («No es tu cuerpo, es tu mente»), el cambio se inicia en el interior y luego se expande al exterior.